El mito griego reza que Afrodita, la divinidad del amor y la pasión, nació de la espuma marina. Crono, el hijo de Urano, el dios del cielo, castró a su padre y arrojó sus genitales al mar mediterraneo. Los fluidos seminales de Urano se mezclaron con el agua salada y crearon una espuma blanca y lechosa. De esta espuma surgió Afrodita, la deidad más bella y sensual de la antigüedad.
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Nacimiento de Afrodita
Según la tradición popular, en la isla de Citerea, un día, una doncella de una belleza incomparable emergió de las aguas. Las Horas, las ninfas de las estaciones, la rescataron y la llevaron al Olimpo. Cuando los dioses la vieron, quedaron obnubilados ante su absoluta perfección. Todos querían cortejar a la bella criatura, pero Zeus, el rey de los dioses, solo otorgó este honor a su hijo Hefesto, el dios del fuego y la forja.
Amor de Ares y Afrodita
Afrodita, cumpliendo la voluntad de Zeus, se casó con Hefesto. No obstante, estaba enamorada de Ares, el dios de la guerra. Una mañana, Helios, el dios del sol, vio a Afrodita y Ares juntos en la cama. Helios, de inmediato, informó de su descubrimiento al marido traicionado, quien, furioso, ideó un plan para vengarse.
Así, Hefesto construyó una red, prácticamente invisible, que solo él podía manipular. Una noche, cuando Ares y Afrodita compartían juntos el lecho conyugal buscando el placer mutuo, Hefesto tendió la trampa sobre ellos. Enfurecido, convocó a todos los dioses olímpicos para presenciar la escena. Las deidades se rieron a carcajadas cuando vieron a Afrodita y Ares desnudos atrapados en la red. Afrodita, avergonzada, huyó a la isla de Chipre. Ares, humillado, se retiró a Tracia.
Amantes de Afrodita
Afrodita era una divinidad caprichosa y sensual, que disfrutaba de las aventuras amorosas. Así, a pesar de ser descubierta con su amante, el dios Ares, no abandonó sus aventuras con él y otros mortales. De su amor con Ares nacieron cinco hijos: Deimo, el miedo; Fobo, terror; Harmonía, concordia; Anteros, amor correspondido; y Eros, amor sexual. Este último era el vástago favorito de su madre y a menudo lo llevaba consigo cuando visitaba a los humanos.
Venus, como la llamaban los romanos, también tuvo otros amantes, como el joven Adonis, que fue asesinado por un jabalí furioso, enviado por Ares incitado por los celos. Asimismo, tuvo un hijo con el troyano Anquises llamado Eneas, quien, tras la caída de Troya, llevó el fuego sagrado a Lacio, donde fundó la ciudad de Roma. Esto llevó a que los habitantes de Lacio y la familia Julia estuvieran siempre orgullosos de sus linajes divinos.
Significado del mito de Afrodita
El mito de Afrodita es una historia compleja que posee múltiples significados. En un nivel, es una celebración del amor y la pasión. Afrodita es una diosa hermosa y apasionada que representa el poder del amor para unir a las personas. Empero, el mito también es una advertencia sobre los peligros del adulterio. La infidelidad de Afrodita le trajo vergüenza y dolor, y muestra cómo la pasión desenfrenada puede llevar a decisiones imprudentes y causar daño. Por añadidura, el mito de Afrodita puede interpretarse como una metáfora del inmenso poder de la naturaleza y el destino. Esta divinidad surge de la naturaleza, pero no puede controlar su destino. La lección que deja es que ni siquiera un dios puede evitar la fatalidad.
Afrodita en la Guerra de Troya
La diosa griega de la belleza era una de las deidades más populares de la antigüedad. Su figura aparece de forma recurrente en varias leyendas y, en particular, se le atribuye una participación activa en la Guerra de Troya.
Según un popular poema, Afrodita fue la responsable del rapto de Helena, la esposa del rey Menelao de Esparta. Paris, un príncipe troyano, se enamoró de Helena, sin importarle el vínculo conyugal, y le pidió a Afrodita que su amor fuera correspondido. La diosa accedió y otorgó a Paris un hechizo que hizo que Helena se enamorara de él. El rapto de Helena desató la ira de Menelao, quien reunió un ejército de guerreros aqueos y partió hacia Troya en busca de su esposa. El conflicto que siguió se extendió una década y sentenció la ruina de la ciudad de Troya.
Así lo narra Homero, el gran poeta griego, en sus poemas épicos más famosos: la Ilíada y la Odisea. Al respecto, Homero fue un prolífico reversionador de los mitos griegos. En la Ilíada, el poeta afirma que Afrodita nació de la unión de Zeus, el rey de los dioses, y Dione, una diosa preolímpica. En la Odisea, el autor dice que Afrodita ayudó a Odiseo, el héroe griego, para que pudiera regresar a casa tras la conclusión de la Guerra de Troya.
Bibliografía: Carmona, M. B., & Gallego, M. B. (2003). Diccionario de Mitología: dioses, héroes, mitos y leyendas.